TAVA, palabra de origen guaraní que significa “lugar donde se habita”, se inspira en la integración natural entre la arquitectura y el entorno. Ubicada en la cima de un cerro, esta obra arquitectónica establece una conexión profunda con el paisaje que la rodea, resaltando su atemporalidad a través de su geometría, materiales y vistas. El proyecto no solo es una respuesta funcional, sino también una reverencia a la naturaleza, reflejando un enfoque respetuoso y consciente hacia el medio ambiente. La estructura de TAVA nace de la tierra misma. Las rocas del paisaje circundante se incorporan como elementos clave, transmitiendo una sensación de permanencia y solidez. Estas piedras no solo forman parte de la estética, sino que también aportan una geometría estructuralmente eficiente y lógica, que responde a las características primitivas y autóctonas del terreno. Los muros, hechos con materiales derivados del suelo, tienen una capacidad térmica que regula naturalmente la temperatura interior, permitiendo que el espacio respire y se mantenga conectado con el ciclo natural. Esta “piel primaria” de la arquitectura actúa como un sistema vivo, evocando la sensación de estar cobijado por la propia naturaleza. Uno de los principios fundamentales del proyecto es su interacción visual y física con el entorno. TAVA se mimetiza en el paisaje, buscando focalizar las vistas hacia el lago Ypacaraí, permitiendo una experiencia continua entre el interior y el exterior. La orientación y disposición de los espacios se han pensado para maximizar esta relación, creando una sensación de pertenencia y contemplación. En TAVA se ha priorizado el uso responsable de los recursos, aplicando técnicas de permacultura y estrategias pasivas para garantizar un impacto mínimo en el entorno. La elección de los materiales no solo responde a la disponibilidad local, sino también a su capacidad de ser reciclados y reutilizados, minimizando los desechos. El proyecto no genera un impacto ambiental posterior significativo, ya que todos los sistemas se integran de manera armoniosa con el ciclo natural del lugar. La arquitectura no solo se adapta al entorno, sino que también contribuye a su preservación y regeneración. TAVA es una propuesta que reza al paisaje, rindiéndole tributo a través de su geometría, materialidad y respeto por los recursos naturales. Es una obra que respira, se adapta y vive en sintonía con el entorno, creando un espacio de conexión entre el ser humano y la naturaleza.