Skyshell

Premio de participación: Premio Panamericano
Categoría de participación: Equipamiento
País de representación: Perú
Participantes:
- Arq. Raúl Gálvez Tirado
- Arq. José Alejandro Algeciras Rodríguez
- Arq. Jorge Iván Guerrero Ramírez
- Arq. José Luis Perleche Amaya
Memoria
Agropecuaria Junior es una empresa de Chiclayo dedicada a la venta de productos agrícolas, con un fuerte compromiso hacia el medio ambiente. Debido a la necesidad de un nuevo espacio de almacenamiento para su creciente operación, Agropecuaria Junior encontró una ubicación perfecta en la avenida Gran Chimú, en las afueras de la ciudad. Este lugar fue seleccionado por su idoneidad para la carga y descarga de mercancías, gracias al constante tránsito pesado de vehículos en la zona.
El desafío arquitectónico principal fue conservar y reformar una pequeña edificación existente dentro del lote y, además, agregar un volumen de aproximadamente 2,250 m³. Este nuevo volumen se abre al cielo, permitiendo que la luz natural bañe el interior, creando un ambiente más luminoso y agradable sin recurrir a demasiada iluminación artificial.
La estructura fue diseñada de manera libre y espaciosa, comenzando con un zócalo de concreto que presenta texturas verticales, ofreciendo una base robusta y resistente. Sobre este zócalo se erige una cubierta metálica que está dividida en cinco módulos dispuestos a diferentes alturas. Esta disposición permite una entrada controlada de luz y ventilación natural, asegurando que el interior sea fresco y bien iluminado. Se logró crear una gran cantidad de espacio habitable con la mínima cantidad de materiales, proporcionando sombra, ventilación, aislamiento térmico y protección contra el viento, todos elementos fundamentales para un diseño sostenible.
El programa arquitectónico se divide en dos espacios bien definidos. El primero corresponde a la estructura existente, que ha sido recuperada y adaptada para ser utilizada como oficinas y zona húmeda. La segunda área es un gran espacio diáfano, abierto y polivalente, que puede ser utilizado para la actividad principal de almacenamiento, pero también tiene la flexibilidad de albergar otros usos en el futuro si las necesidades de la empresa cambian. Esta adaptabilidad es clave para garantizar que el edificio siga siendo funcional a lo largo del tiempo.
El resultado final no fue diseñado como un objeto arquitectónico ostentoso, sino como una respuesta directa a los requerimientos del encargo y al entorno específico en el que se encuentra. La correcta interpretación de la información y las necesidades del cliente determinó el sistema que ordena el volumen en sección. En el interior, la luz solar se filtra a través de la estructura, generando diferentes alturas bajo una iluminación homogénea. Además, el espacio actúa como un invernadero, abierto tanto al noroeste como al sureste, captando los primeros rayos del sol en la mañana para evitar la necesidad de climatización artificial.
Desde el exterior, la arquitectura se percibe ordenada y funcional, sin adornos innecesarios, pero con una coherencia lógica que refleja su diseño interior. Las aperturas en la cubierta son claves para mantener esta relación entre el interior y el exterior, lo que permite una interacción fluida entre ambos, asegurando que el edificio no solo cumpla con sus funciones, sino que lo haga de manera eficiente y sostenible.