El proyecto es un edificio híbrido ubicado en el corazón del Tena, diseñado para combinar funciones residenciales, comerciales, de alojamiento y culturales. Responde a la expansión urbana acelerada de la ciudad con un enfoque en la densificación inteligente mediante el desarrollo en altura, promoviendo una ciudad más compacta y sostenible sin sacrificar la importancia de la escala humana en las interacciones. Se desarrollaron diferentes tipologías de vivienda enfocadas a responder y sustentar la forma de habitar de esta zona con una dirección también a fututo. El diseño busca fortalecer la vida comunitaria y el sentido de pertenencia de los habitantes, respetando y conservando el entorno natural y gran parte de la vegetación nativa. Se emplaza en una zona de protección que debido a la falta de intervención se ha convertido en un problema debido a la gran pérdida de capa vegetal. Un aspecto clave del proyecto es el rescate del estero natural, integrándolo al diseño paisajístico como espacios vitales para el ecosistema urbano. Estos cuerpos de agua no solo conservan la biodiversidad local, sino que también regulan el microclima y mejoran la calidad ambiental del área. El edificio dinamiza la vida urbana y fomenta la seguridad en todo momento, con comercios a nivel de calle que impulsan la economía local y mejoran la conectividad peatonal. El proyecto busca minimizar el uso de energías no renovables, por lo que se ha integrado un sistema de ventilación cruzada en todos los espacios y usos del edificio que junto con la orientación en sentido este oeste aprovecha al máximo los vientos de la zona. Este sistema es fundamental debido a las altas temperaturas y humedad de la zona. Además, se realizó un estudio detallado del asoleamiento para optimizar el confort térmico, incorporando voladizos y pórticos que crean un ambiente agradable y propicio para la convivencia. Aprovechando los recursos renovables abundantes en la región, el proyecto promueve prácticas de construcción sostenible, contribuyendo a un entorno más ecológico y resiliente. Así, no solo genera un impacto positivo en la economía, sino que también enriquece la cohesión social, creando un espacio donde las personas pueden convivir y desarrollarse en armonía con la naturaleza y su conservación.