Restauración de la Capilla de Guadalupe
Premio de participación: Premio Panamericano
Categoría de participación: Intervención en Arquitectura Patrimonial o de Interés Patrimonial
País de representación: México
Participantes:
- Arq. María Margarita Segarra Lagunes (Coordinadora)
- Arq. Francesco Cellini
- Ing. Giovanni Cangi
- Ing. Roberto Lorenzotti (Evaluación estructural)
- Ing. Marco Sorbelli (Evaluación estructural)
Memoria
El 7 de septiembre de 2017 un sismo de 8.2 grados en la escala de Richter ocurrió en las costas del Pacífico, dejando cuantiosos daños materiales. Doce días después, el 19 de septiembre, otro sismo, de intensidad 7.1 en la escala de Richter, causó numerosísimas afectaciones a edificios civiles y religiosos situados en los estados centrales del país. Como consecuencia, más de 2,500 inmuebles patrimoniales sufrieron daños considerables.
Dando respuesta al llamado de la Secretaría de Cultura para recabar ayudas voluntarias, enfocadas al rescate del patrimonio histórico arquitectónico, la Universidad Roma Tre organizó una misión de colaboración, formando un grupo de profesores y alumnos del Departamento de Arquitectura, con el fin de elaborar los proyectos de restauración de tres edificios monumentales, entre los cuales se encuentra la Capilla de Guadalupe, edificada en el siglo XVIII y situada en la cima del Sacromonte de Amecameca. Colocada en un punto panorámico excepcional para observar los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl, desde finales del siglo XIX atrajo a pintores y fotógrafos, que la retrataron, documentando los cambios que tuvieron lugar en el edificio, caracterizado por su sobrio campanario, su portal con tres arcos, sus contrafuertes laterales y su sacristía.
Dañada por el terremoto del 24 de octubre de 1980, que afectó los pilares del cuerpo superior del campanario, fue reparada veinte años después con un proyecto de consolidación, realizado con una estructura de hormigón armado. Esta consolidación parcial, sin atender las lesiones que existían en el edificio, fue la causa de los daños gravísimos ocurridos en 2017: la parte consolidada de la torre, excesivamente pesada, osciló entrando en resonancia con las ondas sísmicas, hasta que se desprendió arrastrando consigo la fachada, desmoronando la base del campanario y arrancando la bóveda de la primera crujía de la nave.
Para elaborar el proyecto, se efectuó un levantamiento de las partes todavía en pie y se procedió con la reconstrucción virtual de la capilla antes de los derrumbes, para plantear diferentes hipótesis, concluyendo que la mejor solución sería la reconstrucción el edificio como era, introduciendo algunas mejorías estructurales.
Se recurrió a materiales y sistemas constructivos tradicionales, con mampostería de piedra para la reedificación de las partes colapsadas, con la inserción de cerramientos de mampostería armada injertados a varios niveles en los muros. Se propuso asimismo la reconstrucción de la bóveda en mampostería, una cimentación con un sistema de arcos invertidos, el refuerzo de las bóvedas con arcos en el extradós, así como la consolidación, con inyecciones de mortero de cal y operaciones de cosido-descosido, de las partes que presentaban grietas leves. Para garantizar una mayor estabilidad de la nueva torre, se propuso un sistema de anclaje a un lastre colocado en la cimentación.
Con las primeras fases de restauración se iniciaron las operaciones de inyectado de grietas y de cosido-descosido de las bóvedas. Con el Programa Nacional de Reconstrucción, se asignaron ulteriores fondos que han permitido concluir la obra, restituyendo a las comunidades de Amecameca y Ayapango este pequeño pero significativo monumento.