La ciudad se transforma, en cada cambio e intervención desde lo urbano al hito arquitectónico, el presente trabajo es una propuesta para aquella reactivación urbana, necesaria y que se va acumulando del resultado del vertiginoso crecimiento, donde las grandes vías y sus viaductos son parte del paisaje y han creado estos espacios residuales que se fueron olvidando, que no fueron integrados entre tramas barriales y grandes urbanizaciones es ahí que la transición debe ser parte del recorrido del ciudadano común y la vitalización de estos espacios urge, que llegaron por la conexión vial, pero se quedaron en silencio por la ausencia de la vida familiar. La Av. Francisco de Orellana se convirtió en uno de los ejes viales más importantes de la ciudad de Guayaquil desde su inauguración en el 2002, cuenta con varios viaductos (pasos a desnivel) en su trayecto, por lo que para el presente trabajo se hizo imperativo el análisis y plantear soluciones con una de las conexiones transversales, la Av. Benjamín Carrión que se transformó de gran importancia para varios sectores como Sauces, Alborada, Álamos, por el nivel de relación con equipamientos de tipo comercial de salud y educativo. Se han generado múltiples proyectos en la intersección, de carácter vial paisajístico y artísticos, desde lo vehicular a lo peatonal con resultados distintos, pero de influencia directa para la Alborada y varias de sus etapas VI-VII-X-XII. Es importante enfatizar que existe un proyecto de carácter artístico que la alcaldía impulso desde el 2001 que consistía en realizar murales en las columnas de los pasos a desnivel, que contribuyo al ornato del sector. Es por esto que se desarrolla un proyecto urbano a escala barrial que vea las necesidades, concilie y genere nuevos espacios integradores, siendo prioritarios de significado con una razón de recorrer y de permanencia al ciudadano.