[Re]aprender a vivir juntos: vivienda colectiva en La Pradera
Premio de participación: Premio Medalla de Oro
Categoría de participación: Vivienda Multifamiliar
País de representación: Ecuador
Participantes:
- Srta. Laura Dumas
- Srta. Noémie Douillet
Memoria
Los dos retos principales de este proyecto son generar un lugar intergeneracional que se comunique de manera privilegiada con su entorno y maximizar la sociabilización en todas las escalas, desde la calle pública, pasando por las galerías semi-privadas, hasta la vivienda, a través un proceso de gradación espacial.
La geometría del edificio genera un patio interior que propicia permeabilidades peatonales y visuales que articulan el proyecto con las dinámicas del barrio La Pradera.
La entrada principal al patio, sobre la calle La Pradera, se enfrenta al Parque Fernando Velasco Abad, vincula de manera simbólica esos dos espacios complementarios. La plaza, con su cafetería al este del lote, modula el alto flujo de la calle Diego de Almagro con la escala del barrio. El patio semi-público es un lugar privilegiado de ocio para los habitantes del conjunto, y ofrece a cada quien un lugar tranquilo, protegido de los ruidos y la contaminación de la calle.
La relación de la parcela del proyecto con la del edificio de doctorados (FLACSO) permite que los dos edificios y sus usuarios compartan las cualidades del ambiente social del patio.
La planta baja es versátil, incluye servicios que complementan los existentes en el barrio y lo activan a lo largo del día. El proyecto ofrece también viviendas en planta baja, para que sean accesibles a personas de movilidad reducida. La secuencia de franjas visuales y físicas garantiza un ambiente seguro y privado para esas residencias.
El edificio se compone de 2 volúmenes, de 4 y 5 pisos, que responden en la parte norte a la escala más alta de los edificios del contexto. Esas alturas respetan la escala humana, de modo que la accesibilidad peatonal permite tener interacciones sociales y guardar una relación equilibrada con la calle.
Los servicios comunes, como la lavandería, el taller o la sala comunal fomentan el encuentro y las galerías generan relaciones de vecindad.
En las viviendas, la trama diseñada y el sistema de estancias no-jerarquizadas permiten una flexibilidad espacial a mediano y largo plazo. Además, el diseño contribuye a la democratización del espacio a partir de la disolución de los roles domésticos.
La agrupación de las infraestructuras racionaliza el espacio y permite construir en madera usando un sistema columna-viga, que respeta una trama estricta. El uso del sistema constructivo de madera permite una relación coherente entre la racionalización del material y la composición de volúmenes y fachadas.