Preescolar Gimnasio Campestre

Premio de participación: Premio Panamericano
Categoría de participación: Equipamiento
País de representación: Colombia
   Participantes: 
  • Arq. Felipe González-Pacheco Mejía

Memoria

PREESCOLAR GIMNASIO CAMPESTRE -JUGUETE ESPACIAL GIGANTE- El edificio ocupa el mismo lugar donde estaba el preescolar original alrededor del patio, que ya había tenido una remodelación. El espíritu del LUGAR se mantiene en el nuevo edificio, ahora como un vacío orgánico alrededor del cual se envuelve una cinta aérea, una cubierta ancha que se extiende hacia el occidente curvilínea, envolvente y verde. Esta cubierta define la totalidad del espacio interior y exterior del proyecto. Con esta estrategia, el edificio se relaciona con el lugar como un animal fantástico que se camufla en su entorno para reforzar su origen verde. La cubierta, asequible desde muchos puntos por encima y por debajo, configura una espacialidad en la que el interior y el exterior se confunden, se fusionan. Caminar por los corredores exteriores permite ver a través de los salones hasta el otro lado en un juego de luz y sombra que cambia según el clima. Cada salón interior comienza en un exterior y termina en otro o se une con el siguiente espacio para que cada nivel académico pueda trabajar en un solo espacio. Estar en los salones es también estar afuera por el norte y por el sur. Cada salón tiene una cubierta distinta, para que dentro de un todo unificado cada espacio conserve su propia identidad. La geometría es multiforme, orgánica, casi vegetal, ilegible desde un solo punto de vista, es un edificio para descubrir. Sus formas las define el recorrido. Esta es una actitud arquitectónica premeditada para que el proyecto desparezca desde la distancia, para que se camufle y sea parte del paisaje. Sus formas solo se entienden al recorrerlo. El edificio se entiende en la experiencia de caminarlo con tiempo y en tres dimensiones. Hace referencia a una montaña, al dibujo universal de una casa, y esto lo convierte en un tablero de juego para que los estudiantes se la apropien desde el principio y a su manera. Todo el conjunto de espacios interiores y exteriores se convierte en un juguete espacial gigante, en un tablero de juegos múltiples. Cada estudiante del Gimnasio Campestre puede usarlo como se lo imagine. El edificio está lleno de sorpresas, rincones y lugares que los niños pueden convertir en el juego que quieran, para encontrarse con todos con algunos o si se quiere, para estar solo. Las columnas corona son una canasta contenedora divertida que evocan el tiempo en que se construyó el edificio, las topografías de caucho del entorno se derraman dentro del edificio y los animales regados por todas partes complementan la naturaleza estática que constituye el proyecto. Como lo explica el arquitecto canadiense Moshe Safdie, La satisfacción más grande del ejercicio arquitectónico se da cuando un proyecto se termina y abre sus puertas, el público se lo apropia y de alguna manera nace. Ahí se corta el cordón umbilical entre los gestores y el edificio ya construido y este empieza a vivir por sí mismo, tal como sucedió el 14 de septiembre en el Gimnasio Campestre.

Ubicación