El proyecto busca integrar dos tipologías clave: la comercial y la cultural, con el fin de evitar que el edificio se destine a un único uso, lo que podría reducir su vitalidad a lo largo del día. Al combinar ambos enfoques, se pretende fomentar el conocimiento y la apreciación de la cultura contemporánea local en Portoviejo, despertando el interés de los habitantes por explorarla en este espacio. El contexto urbano del proyecto presenta tanto desafíos como oportunidades. Al este del sitio se encuentra la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales, la cual se transformará en un parque de grandes dimensiones en el futuro, mejorando significativamente la zona en términos ambientales y recreativos. Además, el área circundante es principalmente residencial y está en proceso de expansión, con planes de desarrollo a largo plazo orientados a mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Debido a la amplia extensión del terreno, se optó por dividirlo en dos áreas principales, creando un paso peatonal que conecta ambos lados del edificio. Esta estrategia facilita la circulación de los peatones y rompe la monotonía de una manzana excesivamente larga, generando un espacio más accesible y dinámico. Ambas secciones del edificio estarán unidas por un puente que actuará como elemento de cohesión y referencia visual. En la planta baja, se diseñó un espacio que promueve la interacción entre los peatones y su entorno. Esto se logrará mediante una plaza interactiva que cambiará según los eventos culturales que se realicen, ofreciendo un espacio flexible y adaptable. Las fachadas estarán activadas con comercios, creando un entorno vibrante que conectará el centro comercial con la ciudad y su vida urbana de manera fluida y atractiva.