Este proyecto urbano exhibe la aplicación del urbanismo táctico como una herramienta eficaz para mejorar los espacios públicos en entornos escolares, tomando como referencia la escuela Jorge Villacrés Moscoso en Guayaquil, Ecuador. Al involucrar activamente a estudiantes, docentes y comunidad, se logró transformar un espacio urbano desatendido en un lugar más seguro, atractivo y promotor de la convivencia. La metodología empleada se basó en la participación ciudadana, donde estudiantes de arquitectura, a través de talleres y mapeos participativos, identificaron las principales problemáticas del entorno escolar: exceso de velocidad, basura en las esquinas y otros obstáculos para la movilidad segura de los estudiantes. La estrategia “Street for Kids Reverse Workshop” resultó fundamental para comprender la percepción de los niños sobre el espacio público y obtener valiosas propuestas para su mejora. La intervención se dividió en dos partes en diferentes fechas de ejecución. En la parte 1 se pintaron los elementos lúdicos infantiles del patio del colegio, con colaboración de empresas privadas. Los juegos infantiles y se realizó la implementación de la ampliación de aceras y mejoramiento del exterior del colegio. En la segunda parte se culminaron los juegos infantiles y se realizó la implementación de la ampliación de aceras y mejoramiento del exterior del colegio. También se pudo corroborar que la mayoría de los habitantes que contribuyeron fueron madres que asistieron con sus hijos y otros familiares. Estas ideas, junto con las aportaciones de los involucrados, dieron origen a un diseño de intervención que priorizó la seguridad vial, la creación de áreas peatonales y la incorporación de elementos urbanos que fomentan la interacción social. Gracias a la colaboración de la empresa pública ATM, y privada STDrive, Pinturas Unidas, Semafovial, se implementó una serie de acciones de urbanismo táctico, como la señalización vial, la pintura de pasos de cebra e instalación de estampas lúdicas para el patio interno de la escuela. Estos cambios tangibles no solo mejoraron la infraestructura vial, sino que también generaron un sentido de pertenencia y orgullo en la comunidad educativa.