GUACARAS FOOD & DRINKS PARK
Premio de participación: Premio Panamericano
Categoría de participación: Equipamiento
País de representación: Argentina
Participantes:
- Arq. Alvaro DI BERNARDO
- Arq. Mauricio Rafael ORTIZ
Memoria
Partimos por entender que los diseños arquitectónicos y urbanísticos no son una elección inocente. Como señala Langdon Winner en “La Ballena y el Reactor” (2008), las decisiones tecnológicas reflejan intenciones que van más allá de su uso inmediato, expresando formas de vida y visiones de la sociedad que deseamos construir. Desde esta perspectiva, la arquitectura no es solo un mediador instrumental entre la sociedad y su entorno, sino una declaración de valores y aspiraciones sobre qué tipo de ciudad y relaciones sociales buscamos fomentar.
Este proyecto parte de una reflexión crítica: ¿qué tipo de ciudad estamos contribuyendo a crear con nuestros diseños?, ¿cómo influimos en las relaciones entre lo público y lo privado?, y ¿cómo pueden ciertos proyectos privados tener un impacto público significativo en su uso y significado para la comunidad?
El encargo se sitúa en Santa Ana de los Guácaras, una localidad cercana a Corrientes Capital, que en las últimas tres décadas ha experimentado una transformación en sus usos de suelo, caracterizada por la subdivisión de parcelas rurales y la proliferación de barrios cerrados de baja densidad. Este proceso ha generado una fragmentación espacial, donde caminos rurales que antes conectaban con áreas naturales han sido privatizados, reduciendo el acceso público a espacios de valor paisajístico.
En respuesta a esta tendencia, el proyecto asume el desafío de “urbanizar lo privado”, tomando como referencia la visión del arquitecto Manuel de Solá-Morales. La propuesta busca crear espacios de encuentro, recreación y ocio en áreas de dominio privado, con el objetivo de transformar estos lugares en espacios estimulantes y no estériles, integrados al tejido urbano multiforme.
El terreno, ubicado en una esquina estratégica en la entrada al casco urbano de Santa Ana, en la intersección de la Ruta Provincial N°43 y Ex Vía, presenta una forma triangular y sin vegetación que condicionó al diseño. El encargo consistió en el desarrollo de un parque gastronómico al aire libre con espacio para “food trucks”, inspirado en los cambios de hábitos de consumo postpandemia. Asimismo, se reconocieron ciertas preexistencias que el proyecto debía articular como las conexiones físicas y visuales que cruzan el terreno. En este sentido, el solar sirve como paso peatonal para los vecinos que desean llegar al centro del pueblo y como una “gran ochava” para el tránsito vehicular, en un cruce anguloso y peligroso.
A partir de estas premisas, el proyecto se configura como una gran plaza abierta a la ciudad que mientras alberga los diferentes puestos gastronómicos, favorece las conexiones peatonales y visuales que atraviesan al terreno. Una gran pérgola tensada cubierta con maderas del encofrado, sostenida por rieles recuperados del antiguo ferrocarril que llegaba a la ciudad, articula el espacio central de la plaza. Esta estructura, además de proporcionar sombra, retoma soluciones constructivas tradicionales de la región, como los toldos y pergolados de madera que definen los espacios intermedios domiciliarios, creando un vínculo entre el pasado y el presente.