Convergencias entre Antrópico y Natura: Por los senderos del Runa hacia La Carolina

Premio de participación: Premio Medalla de Oro
Categoría de participación: Proyecto urbano
País de representación: Ecuador
   Participantes: 
  • Sr. Toaquiza Tituaña Alex Javier

Memoria

El proyecto “Convergencias entre Antrópico y Natura: Por los senderos del Runa hacia La Carolina” explora la relación entre el ser humano y su entorno a través del recorrido cotidiano. En nuestros trayectos urbanos, seguimos rutas invisibles que conectan espacios ya establecidos. Cada paso crea nuevas sendas, generando una red que une ecosistemas y espacios urbanos. En esta red, la interacción con el entorno se vive de manera diversa: caminando, descansando o saltando. Este concepto de tránsito, que nace del instinto humano de abrir nuevas sendas, cobra vida física en lugares como el Parque La Carolina en Quito. El sendero central de este proyecto está marcado por un hilo rojo, símbolo de la conexión entre lo natural y lo construido. Este hilo guía a los caminantes a través del parque, integrando elementos como asientos, iluminación y flora nativa. La propuesta de diseño busca mejorar la experiencia del recorrido, fomentando la coexistencia armoniosa entre el individuo y la naturaleza. Entre las intervenciones propuestas se destacan asientos lineales rodeados de vegetación autóctona, caminos de piedras naturales que ofrecen una experiencia sensorial y adoquines ecológicos dispuestos en patrones circulares para facilitar la interacción. El color rojo, elegido como homenaje a las raíces ancestrales y la Pachamama, se convierte en una representación del Kay Pacha, el mundo terrenal donde los Runas (hijos de la tierra) crean un vínculo sagrado entre espacios y personas. El “chakiñan”, o gran diagonal, simboliza un camino que une las intersecciones del espacio a través de hilos invisibles. Estos hilos conectan todas las partes, tanto lo de arriba con lo de abajo, como lo interior con lo exterior, y recuerdan la unidad entre todos los elementos. La gran diagonal del chakiñan no solo conecta, sino que también define los espacios de acuerdo con las tensiones de sus esquinas, creando un espacio dinámico guiado por el TAWA, el número sagrado cuatro, que simboliza el ciclo del sol y orienta al Runa en su caminar en armonía con la naturaleza.

Planos