Esta obra en Agua Prieta, Sonora, culmina el recorrido que se inicia con la biblioteca y parque público en la garita del cruce fronterizo con la ciudad de Douglas, Arizona. Una gran cubierta dentada abre el edificio a la ciudad y alberga una cancha, gimnasio, aulas de usos múltiples, cafetería, baños y vestidores. Este edificio es la pieza central dentro de un complejo de gran escala dotado de zonas deportivas, canchas de futbol, pista de atletismo, parque de patinaje y juegos infantiles. El proyecto integra los distintos programas dentro de una especie de gran plaza cubierta. El edificio se conforma por dos partes: una techumbre ligera metálica que cubre grandes claros y se eleva para abrirse en todas direcciones y dotar cada espacio con iluminación y ventilación natural, y un cuerpo en la planta baja conectado por medio de escaleras y pasarelas en concreto aparente y muros en tabique para albergar los distintos servicios hacia ambos costados. El espacio central se destina a la zona de canchas, totalmente abierta en sus dos frentes largos y conectada hacia el paisaje. La topografía acentuada del sitio se aprovecha para colocar gradas hacia el frente más próximo a la vialidad, lo que permite acceder al edificio en un medio nivel para simplificar las circulaciones y lograr que la obra se adapte al contexto. El edificio queda así siempre abierto y fomenta distintas maneras de conectar las áreas deportivas, las zonas de juego circundantes y los servicios. En el edificio se combina el uso de cuatro materiales: concreto aparente, tabique, estructura metálica y cubierta ligera, generando distintas texturas. Se evita el uso de materiales que se puedan romper o que sean difíciles de mantener. En tabique se coloca con distintas disposiciones para crear celosías y proteger del sol, pero manteniendo al mismo tiempo siempre la apertura. El clima extremo en esta zona desértica ha sido una de las consideraciones fundamentales del proyecto, lo mismo que la necesidad de aportar espacios seguros, siempre visibles desde cualquier punto. Igualmente, ha sido prioritario emplear una economía de medios y dotar a la comunidad de espacios de libre apropiación para convertir la cancha en un lugar para conciertos, juegos de distinta índole, danza, convivencia social e incluso como mercado.