La vivienda se ubica en una urbanización cerrada, sobre el perfil costanero de la Ruta Spondylus, a 15 minutos de la ciudad de Pedernales. El terreno se sitúa en la segunda hilera de lotes paralelos al mar, y su disposición es perpendicular a la costa en sentido sur-norte, con una ligera pendiente del 2% al 5%. El sitio limita hacia el norte con una pequeña formación geográfica que facilita el acceso a la playa, lo que proporciona mayor distancia con respecto a los colindantes y favorece las vistas hacia el horizonte marítimo. Esta quebrada genera visuales diagonales y perpendiculares hacia el oeste, permitiendo contemplar el ocaso. En los linderos este y sur, el último asociado a la vía de acceso, se alinea una serie de árboles guayacanes de entre 6 y 10 metros de altura, los cuales aportan sombra y contexto natural. El diseño de la vivienda se plantea en forma de “L”, lo que facilita la organización espacial y distribuye el programa arquitectónico de manera eficiente. Esta configuración permite aprovechar los bordes del terreno, orientando las visuales hacia los frentes con mejores vistas del mar. En el espacio central que forma el patio, se sitúa la piscina, logrando una conexión fluida entre las áreas principales de la vivienda y el exterior. La barra ubicada en el lindero este contiene las áreas privadas, como los dormitorios, baños y espacios de relajación, distribuidos en dos niveles. El nivel superior alberga el dormitorio principal, con vistas privilegiadas hacia el perfil costanero. La barra del lindero sur, de menor longitud, incluye las áreas de convivencia en un único ambiente, ubicado en un solo nivel. El acceso a la vivienda se realiza a través de dos entradas principales, conectadas por una galería-corredor que recorre la barra longitudinal. El acceso principal se encuentra en la intersección de las dos barras, bajo un pórtico en el lindero sur. El acceso secundario, que conecta con la playa, está en el lindero norte, al final de la galería, también protegido por un pórtico. Las terrazas y pórticos en los bordes de la vivienda permiten crear espacios abiertos y continuos que difuminan los límites entre el interior y el exterior, logrando una fusión visual y física con el entorno natural. El planteamiento estructural refuerza el diseño formal mediante una disposición ordenada de columnas circulares que soportan dos grandes planos habitables. El plano superior, aloja el programa arquitectónico de la vivienda y permite extender el espacio interior hacia el exterior. El plano inferior, además de optimizar la escala reduciendo la altura entre niveles, funciona como un voladizo que proporciona sombra durante la mañana y las primeras horas de la tarde, la contención de lluvias, y, a su vez, se concibe como un espacio para la estancia y contemplación del entorno. Los cerramientos de la vivienda, conformados por muros cuidadosamente diseñados, enmarcan y proyectan las visuales hacia el horizonte marino, las montañas y el patio con piscina, logrando una integración armónica entre el interior de la vivienda y su entorno.