La Casa Pullay se ubica en el límite sur de la costa de la región del Maule, en Trehualemu (“bosque de perros” en lengua mapuche). El encargo fue di- señar una casa de vacaciones para una familia de cinco personas, que reside gran parte del año en la capital, lejos del lugar del proyecto. La casa debía ser un refugio en medio de la naturaleza. El entorno condiciona las decisiones de diseño. El terreno rectangular se extiende de oriente a poniente, con un tercio cubierto por un pequeño bosque de cedros, pinos y algunos eucaliptos, mientras el resto se abre hacia el mar a través de una playa de arena negra. Esta situación define la condición de “borde” del lugar, situado entre el bosque, que actúa como refugio frente a los vientos del sur, y la extensa playa junto al océano Pacífico. La primera decisión de emplazamiento fue distribuir la vivienda en paralelo a la costa, con un pabellón longitudinal que se sitúa entre el bosque y el mar. A 90° de este pabellón, el programa se extiende hacia el oriente, creando un espacio exterior protegido de los vientos estivales. El diseño general resuelve dos situaciones opuestas mediante una estructura en “L”. Por un lado, se abre hacia el océano Pacífico, y por otro, construye un límite continuo que actúa como protección frente al entorno. El programa se distribuye en dos barras: en el eje norte-sur se encuentran los dormi- torios, baños y la zona de estar-comedor-cocina, mientras que en el eje oriente-poniente se despliegan el área de servicio y el dormitorio de invitados. Ambas zonas se conectan a través de una gran terraza semi techada con un quincho, protegida del viento frío del suroeste. La parte principal de la casa, paralela a la costa, establece una doble relación con el paisaje: hacia el poniente, el océano, y hacia el oriente, el bosque. La estructura se diseñó íntegramente en madera laminada mecanizada, utilizando un módulo repetitivo para facilitar una construcción semi prefabri- cada. El perfil curvo de la cubierta crea un amplio espacio interior que permite la entrada de luz solar y varía el tono del cielo a lo largo del día. Esta estructura se inspira en la carpintería de ribera, una actividad tradicional de la zona en vías de desaparición. Estos carpinteros construían faluchos, embarcaciones de madera utilizadas para trasladar las cosechas a los barcos en mar abierto. En cuanto a los revestimientos, se utilizaron dos materiales principales: en los lados norte y sur, los muros perimetrales están revestidos con tablas de pino pintadas de negro, formando una envolvente continua que protege la casa de las condiciones climáticas. En contraste, los lados oriente y poniente son transparentes y se abren hacia las vistas del horizonte.