UNA CASA EN PENDIENTE Y ENTRE ÁRBOLES El sitio se encuentra en la ribera norte de un lago del sur de Chile y va desde el faldeo de abruptos cerros hasta la orilla del lago con una pendiente importante, con la presencia de varios árboles nativos. El encargo partía del punto de que no se podía tocar ningún árbol y que la casa se debía construir entre ellos, conjugando a su vez la vista a los volcanes, al lago y la vegetación. El mayor desafío fue, una vez escogida la posición y los árboles en torno a los cuales se emplazaría, cómo salvar la pendiente que llega casi a 45 grados. Para eso se decidió fundar la mitad de la casa en el terreno y la otra mitad sobre pilotes. Se ordena el proyecto, entonces, como dos barras de habitaciones paralelas, que se emplazan en el sentido de la pendiente a distintos niveles, albergando en la barra superior el dormitorio principal y un estar, y en la barra inferior los dormitorios de los hijos. Ambas barras están atravesadas y comunicadas por el volumen de los espacios comunes, con mayor amplitud, que alberga el acceso (chiflonera), cocina, comedor, living y terraza. Debido a que la zona donde está el proyecto recibe una gran cantidad de lluvia durante el año, se propone un trabajo de volúmenes simples para evitar problemas de aguas. De esa forma, la cubierta sobre el volumen de dormitorios inferiores se aprovecha como una terraza techada. Toda la casa se reviste en el exterior con tejuelas de alerce de demolición; una madera que no necesita mantenimiento y que es ideal para ambientes lluviosos. Al interior se trabajó en base a revestimiento de pino de la zona