El encanto y los atractivos naturales del Valle de Antón, ubicado en la provincia de Coclé, ha cautivado a generaciones de panameños y extranjeros. El Valle posee un rico y extraordinario suelo volcánico que alimenta una singular fauna y maravillosa flora. El clima es fresco y los cerros están llenos de magia, conformando un cráter de más de tres kilómetros de diámetro, del milenario y extinto volcán que hizo erupción hace 5 millones de años. Enclavada en la falda del cerro Pajita y flanqueada por el cerro Cariguana, nos encontramos esta inusual residencia campestre de corte moderno y estilo contemporáneo, desafiando la tradición constructiva de la región, con sus singulares techos planos y llorones vistos de concreto. Ubicada a una altura de más de 700 mts SNM, contempla cual vigía la gran planicie frente a si, hasta el remate visual en el otro extremo del valle con los maravillosos cerros de las Tres Marías y el majestuoso Gaital. Las dificultades de la acentuada pendiente natural del terreno trajeron como resultado la configuración casi lineal de la vivienda para ubicarla a lo largo de una terraza de desplante larga y angosta donde se desarrolla toda la edificación. Se ingresa por un extremo de esta y a lo largo de ella ocurren los diversos espacios que la conforman. Iniciando en la entrada principal en un extremo, donde primero se ubica el área social o de día, con sus áreas de apoyo y continuando hacia el área de noche, con las habitaciones y espacios privados de la residencia. Por el acceso complicado al sitio de la obra y con restricciones de peso, se optó por desarrollar un sistema constructivo que permitiera el transporte de las piezas y elementos de la construcción en pequeños envíos con vehículos de capacidad limitada. Cimientos aislados de concreto batido en sitio, columnas y vigas de acero, paredes panelizadas y cubiertas de losas metálicas. Grandes ventanales hacia la fabulosa vista son la constante a lo largo de la obra excepto en el ingreso principal en que se accede intencionalmente a un espacio pequeño, cerrado, de gran altura y con muy poca iluminación; para luego avanzar y descubrir de golpe, amplios espacios de líneas limpias y modernas, llenos de luz y con vistas espectaculares. La construcción del proyecto se vio afectada, como muchas otras obras, por la pandemia. Esto trajo consigo que el tiempo de construcción se extendiese más de lo previsto, pero como todo lo malo trae algo bueno, esta extensión de tiempo permitió el desarrollo de excelentes detalles de construcción, buenos acabados y la interacción y colaboración entre diferentes artesanos, diseñadores, profesionales, dueños y proveedores para obtener el resultado que hoy contemplamos. El gran logro de este proyecto es que todos los participantes a lo largo de proceso hayamos entendido desde el inicio, que el verdadero sujeto de la obra con su ubicación única y sus vistas extraordinarias era la naturaleza misma como actor principal y compañera omnipresente de toda la experiencia de habitarla y disfrutarla.