Meliquina es un lago de origen glaciar, que ocupa un amplio valle perpendicular a la Cordillera de los Andes, rodeado de bosques andinos patagónicos, formados especialmente por Lengas y Coihues, ubicado en el Departamento Lacar de la Provincia de Neuquén, Argentina. El encargo se trata de una casa de vacaciones, frente a la Lago Meliquina, sobre la montaña que puede funcionar en ambas temporadas, de invierno y de verano, posibilitando disfrutar ambos tipos de climas y paisajes. El proyecto está emplazado en un terreno de 1500 m2 rodeado de vegetación autóctona y con vistas panorámicas al lago y a las montañas. La casa se resuelve en una superficie de 100m2 en una planta principal, y se aprovecha la fuerte pendiente de la cubierta para conseguir dos pequeños dormitorios y un baño en la planta alta con 47m2. La conformación de la planta se organiza en torno a conseguir las mejores vistas desde los espacios principales, a partir de una rotación de 41 grados entre si que permite conformar un patio triangular interior, que articula el sector de noche con el de día. La estructura, que debe cumplir con normativa antisísmica, se resuelve con una platea de HA sobre la que se levanta una estructura liviana, de tipo entramado, construido con madera de Pino, con parantes y soleras de 2”x4” y cabios de 3”x6” emplacado con OSB de 18MM. El revestimiento exterior es de chapa ondulada de acero, de 5mm, prepintada base cincalum, de color negro. El interior es un entablonado con junta abierta de tablas de eucaliptus para el piso, y el mismo material es usado en los paramentos verticales, pero en este caso, pintado de color blanco. En el sitio no existe ningún tipo de servicios, es por eso que el proyecto busca estrategias ecológicas para proveerse de los mismos. El agua proviene de lluvias, y se colecta en tanques; se utilizan paneles solares y baterías para la generación de energía eléctrica; y la calefacción es a leña combinada con agua radiante; asegurando un bajo impacto ambiental en el entorno. Las decisiones de proyecto se adaptan a su entorno buscando respetarlo y preservarlo evitando cualquier impacto negativo en el ecosistema local, priorizando soluciones de bajo impacto ecológico, maximizando las relaciones del habitar con el paisaje circundante. La casa en Meliquina se propone como un ejemplo de integración entre arquitectura y entorno, demostrando que es posible construir en equilibrio con el medio ambiente.