Casa Cantera
Premio de participación: Premio Nacional
Categoría de participación: Vivienda Unifamiliar
País de representación: Ecuador
Participantes:
- Arq. Martín Real
- Arq. Florencia Sobrero
Memoria
¿Cómo habitar una montaña? Esta casa unifamiliar se emplaza en la periferia de la ciudad, en la cima de una montaña, sobre una arista que va en sentido norte-sur y permite una vista privilegiada hacia los lados contrarios. Al este, los valles de Quito; al oeste, la meseta consolidada de la ciudad. El disfrute de esta vista se interrumpe por los fuertes vientos que suben por la ladera este y, en ciertos momentos, dificultan estar de pie.
El proceso de diseño comenzó al comprender la topografía de su emplazamiento, sus oportunidades y sus dificultades. Parte de buscar cobijo y aprovechar la vista; planteando como estrategia principal: enterrarse. La casa utiliza la pendiente para hundirse hacia el oeste y abrirse hacia el este. Resuelve sus usos y almacenajes en los cortes del terreno, a través de tres naves que se encuentran conectadas por un corredor central que se impone a la pendiente de la montaña.
El corredor central se ubica en sentido este-oeste, compuesto por dos muros paralelos de piedra que encierran un espacio de 90 centímetros de ancho del que se proyectan, perpendicularmente, las 3 naves: la del área social, la del dormitorio principal y la de los espacios complementarios. Este corredor alberga la circulación y los baños de la casa.
Los muros del corredor central se rompen con arcos que permiten atravesarlos para moverse por la casa. Los arcos se repiten cuando el espacio libre entre estos muros se vuelve insuficiente para los usos planteados, aumentan su ancho 30 centímetros de cada lado y liberan el espacio suficiente para inodoros y lavamanos.
Los espacios de cada nave se abren al este y sus almacenamientos se apoyan en las contenciones de piedra del lado contrario. Las cubiertas de estas naves son ligeras estructuras de madera laminada de pino que, siguiendo la inclinación del terreno, permiten que el viento pase sobre ellas y abren conexiones al oeste, sobre las contenciones y los almacenamientos.
Estas naves permiten el aparecimiento de intersticios externos que se convierten en lugares al reparo de las fuertes corrientes de viento, en donde se pueden sembrar huertos. La vivienda permite la recolección y almacenamiento de las aguas lluvias, además posee su propio sistema de tratamiento de aguas grises y negras que nutren el terreno.
Los muros y las contenciones se resuelven con piedras apiladas con juntas de hormigón y una ligera armadura central de acero. Los contrapisos son la continuación de las zapatas de hormigón de muros y contenciones, pulidos y sellados; rehundidos en dormitorios para permitir la colocación de duelas de eucalipto que aportan calidez a estos espacios. Los demás cierres son de vidrio, incluida la cubierta del corredor central, que busca que los espacios más reducidos y de uso íntimo, reciban luz natural y tengan una relación directa con el cielo. Cada espacio de la casa mantiene su conexión con el exterior a través de mamparas de cristal, que permiten sumar área de jardín a cada habitación y conectan la casa constantemente con la montaña.