Aulas de Arte Colegio Spellman
Ganador
Premio de participación: Premio Nacional
Categoría de participación: Edificios Administrativos, Institucionales y Corporativos
País de representación: Ecuador
Participantes:
- Arq. BLUR
Memoria
“¿Quién de nosotros dos es el más culpable?”, es la frase con la que termina una carta escrita por La Roche a Janereth, donde reprochaba al joven arquitecto.
Las nuevas aulas de arte forman parte de una estructura existente; el edificio se considera una ampliación. Tenía que encajar delante de un gimnasio, detrás de un gran muro, al lado de un bloque de aulas y junto a una iglesia.
Debía ordenar un acotado programa; bodegas, baños, una oficina y lo más importante, dos aulas: una de diseño gráfico y otra de pintura. Además, tenía que dotar al colegio de un área verde para el esparcimiento y el aprendizaje.
La forma exterior del edificio no es otra cosa que la expresión de su interior y su estructura, acompasadas por su contexto.
El núcleo de circulación (gradas, puente, ascensor) se desplaza hacia el adosamiento junto al bloque de aulas existente, dejando el mayor volumen del edificio al espacio de aulas.
Dos losas inclinadas de hormigón postensado permiten resolver la isóptica y diafanidad del espacio interior de las aulas.
Su estructura portante de hormigón visto resuelve el problema estructural, la configuración trapezoidal de la planta y reduce los costos de mantenimiento a largo plazo.
Se emplean pocos materiales de excelente calidad y calidez espacial, como carpinterías y pisos de madera natural, muebles y pisos de terrazo.
La introducción de una diagonal en planta es el resultado de buscar la mayor cantidad de área verde y mejorar la condición visual y lumínica del gimnasio existente.
Esta área verde se divide por zonas: un jardín contemplativo donde habitaba un viejo arrayán, un jardín escalonado dedicado a la enseñanza al aire libre, y el nuevo patio que, junto a un par de bancas de hormigón y unos cuantos árboles, permiten la estancia y el encuentro.
El edificio manifiesta una condición tripartita, con una planta de sótano donde se ubican los servicios con vista y ventilación al jardín escalonado; una planta baja en la que se dispone el aula de diseño, con unas pocas aberturas en fachada bien controladas, permitiendo la ventilación e iluminación natural necesarias e impidiendo la afectación del ruido exterior.
Por último y a manera de coronación; un generoso espacio blanco, neutro y luminoso, dotado de las mejores vistas, bajo una luz homogénea y cubiertos por Ozenfant y O’Gorman, se encuentra el aula de pintura (una “cámara clara”).
Un dispositivo de luz y tiempo (puente), conecta el patio principal del colegio con las nuevas aulas.
Una vez satisfechas la función y la calidad constructiva, confiamos haber cumplido con las niñas, que, ávidas de interés y curiosidad por el arte, estas aulas sean el inicio de una vida artística y lleven en su memoria aquella luz y espacio, que es lo único que esperamos haberles podido ofrecer.
Ojalá su único reproche sea aquel que escribía La Roche a Janereth: “Le encargué un ‘marco para mi colección’; y usted me entregó un ‘poema en paredes’. ¿Quién de nosotros dos es el más culpable?”.