EL LÍMITE DIALECTICO ENTRE EL HECHO NATURAL Y EL OBJETO ARQUITECTÓNICO DENTRO DE LA CIUDAD
Premio de participación: Premio Medalla de Oro
Categoría de participación: Equipamiento y otras tipologías
País de representación: Ecuador
Participantes:
- Srta. Berenice Anabel Chicaiza Flores
Memoria
El proyecto plantea la manifestación del fenómeno natural dentro de un entorno urbano consolidado, profundizando la relación entre arquitectura y naturaleza. La arquitectura, según Campo Baeza (2012), es artificial, un artefacto que irrumpe en la naturaleza, creando un diálogo con ella. A medida que las ciudades crecen, la conexión con el paisaje natural se minimiza, dejando zonas silvestres marginadas y desconectadas. El proyecto critica esta situación y reconsidera el papel de la naturaleza en la arquitectura, buscando espacios de aislamiento dentro del entorno urbano que reivindiquen esta relación sin necesidad de abandonar la ciudad.
Se introduce el concepto de hortus conclusus, un jardín cerrado que, en la época medieval, se entendía como un microcosmos aislado del mundo exterior. En este contexto, el muro adquiere un papel esencial, no solo como barrera, sino como un límite que organiza el espacio, resaltando la naturaleza contenida dentro de él. Vittorio Aureli y Tattara (2021) destacan que el muro articula la relación entre lo interior y lo exterior, creando una dicotomía entre lo construido y lo natural.
El proyecto propone reinterpretar estos espacios cerrados en las grandes ciudades, como Quito, que, por su morfología compleja y sus elementos naturales, como quebradas y taludes, ofrecen oportunidades para integrar la naturaleza en el entorno urbano. Inspirándose en el proyecto “Berlín como archipiélago verde” de Ungers (1977), se conciben “islas” autónomas dentro de la ciudad, espacios de interacción con la naturaleza mediante objetos arquitectónicos, creando un contraste marcado entre la ciudad y lo natural.
El muro no solo delimita el espacio, sino que monumentaliza la naturaleza silvestre al aislarla y contenerla, evocando el hortus conclusus en un entorno urbano. Estos espacios proponen una nueva relación entre lo natural y lo construido, destacando el valor de la naturaleza a través de su inserción controlada y su forma arquitectónica.
Finalmente, el Barrio Larrea, actualmente abandonado, es un ejemplo de espacio a revitalizar, donde la naturaleza silvestre puede intensificar la vida urbana y reactivar la ciudad. Por ello, se proponen usos colectivos como bibliotecas, auditorios y herbarios, que dinamizan estos espacios aislados sin perder su esencia. La arquitectura se convierte en un medio para aislar lo natural dentro del caos urbano, creando un espacio introspectivo que pone en valor el diálogo entre naturaleza y artificio.