altar niño pa

Premio de participación: Premio Panamericano
Categoría de participación: Intervención en Arquitectura no Patrimonial
País de representación: México
   Participantes: 
  • Arq. Carlos Alberto Espinosa Jiménez
  • Arq. Emilio Antonio Zúñiga Cervantes
  • Arq. Manuel Alejandro Alemán Rocha
  • Arq. Gabriela Trigueros Olivares
  • Arq. Jhonatan Blancas Mejía

Memoria

En Xochimilco, existe una imagen religiosa de enorme trascendencia e importancia que a lo largo de 500 años. ha sido venerada por un pueblo de fe, nos referimos a el Niñopa -forma abreviada de decir “niño padre”, “Dios padre” o “hijo de Dios”, y que también se puede traducir como “niño del lugar”, ha sido -según registros- desde el siglo XVI una imagen venerada y honrada por los habitantes de Xochimilco. Cada año desde hace poco más de un siglo se realiza toda una festividad donde se le venera alrededor de ceremonias religiosas, fiestas y banquetes. Dentro de dicha festividad -desde su origen- se le es asignada una mayordomía, lo cual significa que una familia convierte su casa en el altar principal por un año completo. Dicha mayordomía forma parte de una lista de espera- a la cual- año con año se le suman creyentes lo que hace que la espera para recibirlo sea de incluso de más de 50 años. El encargo inicio con un enunciado: reformar una vivienda en un templo religioso público por un año. La primera y fundamental implicación del proyecto estaba en lo acotados recursos económicos para realizar la construcción, y aunque la familia ya contaba con un fondo destinado, se requeriría de un esfuerzo mayor para completar el proyecto. Antes de pensar incluso en la arquitectura, se tuvo que pensar en completar los medios posibles para llevarlo a cabo en su totalidad, por lo que: ¿Es posible -acaso- dentro del oficio de un arquitecto, participar en los proyectos como gestor e incluso parte activa de la búsqueda y obtención los recursos necesarios para realizarlo? Observando la problemática, notamos que el ritual merecía de otros espacios que complementaran y potenciaran su propia característica religiosa. Proponiendo así espacios tangenciales al altar, pero fundamentales en su función comunitaria, pública y religiosa que permitieran dignificar la tradición, fortaleciéndola en todas sus partes, pero, también intensificando la experiencia religiosa de los feligreses en el espacio habitado. Así inició el encargo planteando una propuesta que se adaptara a las condiciones y al mismo tiempo dotara a la vivienda un nuevo uso y que al abrir sus puertas fuera parte del espacio público incorporándose a las dinámicas urbanas de la festividad y ser un espacio de libre acceso a los feligreses. ¿Cómo hacer de una vivienda un altar y que un altar siga siendo vivienda? e igual de importante considerar ¿cómo esta intervención se incorpora y mejora la vivienda incluso después de la mayordomía? El ritual consiste en constantes peregrinaciones, festividades y rosarios durante todo el año que dura la mayordomía. La mano de obra fue un acto colaborativo donde los participantes principales fueron la propia familia quienes participaron intensa y activamente en la construcción, a la par de vecinos y maestros de obra experimentados en los procedimientos constructivos del lugar. Muchas de estas personas de forma voluntaria donaron su trabajo a fin de llevar a cabo el proyecto.

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