El Museo está localizado en una reserva natural y un complejo cultural llamado “Parque de la Sal”, un espacio paisajístico de 32 hectáreas en las montañas de la región dedicado a la minería, la geología y los recursos naturales. El proyecto busca la re-significación y la mejor apropiación en este extraordinario entorno rural y natural. Los visitantes además de una lección de geología y de aprender sobre los recursos naturales del sitio reciben el encuentro de cómo fue la explotación minera con la práctica del arte religioso, sumado a la experiencia del arte contemporáneo, promoviendo la preservación y la puesta en valor del patrimonio cultural material existente conjuntado al patrimonio inmaterial otorgado por la experiencia natural, religiosa y artística. Este complejo paisajístico, religioso y cultural compuesto por el Parque, la Catedral de Sal y el Museo Subterráneo puede albergar a más de 10.000 personas bajo tierra y recibir a cientos de turistas locales y foráneos, no solo en peregrinación religiosa sino también a los interesados en las ciencias geológicas y ahora en el arte contemporáneo. Ubicado al interior de la mina –donde la extracción de la sal ha dejado numerosos socavones vacíos–, el museo revitaliza dos de éstos espacios para brindar una experiencia única: a 180 metros bajo tierra les otorga una segunda vida, transformándolos en lugares que enriquecen la vivencia de explorar la mina de sal, se pretende preservar la historia y el legado de la actividad minera y crear un entorno innovador que fomente la conexión con el entorno natural y la comprensión de la importancia de la conservación del patrimonio industrial activado con nuevos usos. Específicamente, el proyecto del museo fue concebido para albergar una serie de obras realizadas por 22 escultores de 19 países destacados a nivel mundial, unas esculpidas en mármol y otras talladas en los muros de sal. Se trata entonces de un escenario para estas esculturas de arte moderno monumental, activado con eventos singulares y pausas en el recorrido. Elevadas a 40 cm sobre plataformas, obras escultóricas y eventos arquitectónicos ocupan estratégicamente el espacio de las dos cámaras bajo el efecto de una constelación de luminarias que –sin alterar el genius loci de la mina–, lo potencian y le confieren un sentido renovado al conjuntar el espacio logrado por el trabajo de los mineros al excavar la mina, con las obras alcanzadas por el preciso trabajo de los escultores, sumado al trabajo logrado con el hormigón por los constructores y a la precisa ordenación de todos los elementos concebida por los arquitectos. La irregularidad orgánica de las cámaras yace en tensión con el recorte preciso de la piedra, la fundición y el modelado geométrico del hormigón, el ensamble de la madera, la disposición cuidadosa de los eventos. El Museo Subterráneo Monumental encuentra el justo equilibrio entre las fuerzas tectónicas y orgánicas del subsuelo con las fuerzas geométricas de la creación artística y arquitectónica instalado en lo más profundo de una de las obras mas relevantes de Colombia: la Catedral de Sal de Zipaquirá.