MEMORIA “CASA ITAMBE” Un nido encajado en las ramas, santuario elevado… Itambe es una casa audazmente suspendida en el aire, como si estuviera flotando entre la copa de los árboles, el proyecto se basó en la necesidad arquitectónica de adentrar la casa en la fronda de una cañada considerando un mínimo impacto en la superficie de desplante, se requirió una plataforma volada apoyada por un elemento compuesto denominado “tetrápodo”, que se compone de 4 elementos tubulares de acero que convergen en un dado de concreto apoyado con pilas de concreto armado a los estratos resistentes, este conjunto de elementos estructurales, dan la sensación de flotar permitiendo el crecimiento de flora en el conjunto. El proyecto se desarrolla en dos volúmenes principales, separando áreas públicas de privadas, conectadas entre sí mediante un puente suspendido, que funciona como un umbral, provocando un impacto visual-sensorial al descubrir las vistas panorámicas de la cañada. Las paredes de cristal se deslizan y abren, borrando los límites entre el interior y el exterior, permitiendo que la luz natural inunde cada rincón y que los sonidos del bosque —el canto de los pájaros, el murmullo del viento, el distante susurro del agua— llenen el hogar. Construida con materiales naturales que armonizan con el entorno: concreto en diferentes acabados, acero, madera de tonos cálidos, grandes paneles de cristal que reflejan el verde del bosque, y piedras que parecen haber sido colocadas por la propia naturaleza. La arquitectura y el interiorismo no solo es un reflejo del entorno natural, sino que también es una celebración de él. Al amanecer y al atardecer, la casa se transforma. La luz del sol se filtra a través de las hojas, creando un juego de luces y sombras que danzan por las superficies. Y por la noche, la casa se ilumina suavemente, un faro de luz cálida suspendido en la oscuridad, un lugar de paz y tranquilidad en perfecta coexistencia con la naturaleza.