En el crecimiento demográfico acelerado, las ciudades tienden a volverse más caóticas, y sus usuarios buscan mantener el entorno de privacidad dentro de su lote. Una muestra de ello es la intervención realizada en la vivienda FF de estilo arquitectónico introspectivo, donde la relación entre el exterior e interior existe, pero no es evidente. La vinculación relativa con los espacios privados está conectada por gestos singulares en materiales, texturas, color e iluminación, que generan sensaciones espaciales de calidez, y funcionalidad. La composición del proyecto se basa en la geometría pura, disposiciones de llenos y vacíos, permitiéndonos establecer volúmenes de gran escala protagonistas en su fachada; los vacíos generados por una trama metálica vinculan estos volúmenes como dispositivos de enlace, circulación e ingreso de iluminación a la vivienda. Las fachadas exteriores son estructuras puras, materiales vivos, carentes de ventanas y adornos que tratan de aislarse del entorno gracias a una envolvente opaca y neutra. A pesar de la opacidad de la envolvente, el interior se inunda de luz natural procedente del gran patio interior de la vivienda y de la estratégica ubicación de ventanas que dan hacia el antes mencionado patio. El diseño interior constituye un desafío a la unidad y consistencia de los espacios. Los requerimientos de los usuarios se resuelven en dos niveles, en el primero se desenvuelven áreas sociales de uso común dispuestos de forma abierta y siendo una extensión hacia el entorno natural, en el segundo se desarrolla un dormitorio máster, dos dormitorios para hijos, y un family room que versátilmente se convierte en una habitación más para visitas. Categóricamente, la aplicación de estrategias proyectuales contemporáneas en conjunto con el uso de materiales en tendencia busca priorizar al usuario otorgándoles un entorno de calma, y serenidad, capaz de mantenerlo absorto de lo que esté ocurriendo en el exterior.